Destructividad del perro en casa en Mallorca: evaluación, educación y tratamiento
Vuelves a casa y te encuentras el sofá mordido, los cojines reventados, la puerta arañada o el mando de la tele hecho añicos. Más que enfado, muchas veces aparece una mezcla de agobio, culpa y miedo:
“esto no puede seguir así”, “si el casero se entera…”, “igual no estamos preparados para tener perro”.
La destructividad en casa no es “venganza” ni “maldad”:
es la forma que tiene tu perro de expresar que algo en su vida diaria no está funcionando bien (emocionalmente, a nivel de rutinas o de entorno), y que necesita ayuda.
Llevo más de 23 años trabajando con familias y perros en Mallorca, y los destrozos en casa son uno de los motivos de consulta más habituales: cachorros que arrasan con todo, perros adoptados que descargan estrés en la puerta o en la ventana, perros adultos que empiezan a romper cosas cuando se quedan solos…
Este servicio está pensado para eso:
“Destructividad del perro en casa”, con una mirada profesional, respetuosa y realista. Sin castigos físicos, sin collares de ahogo, púas o descargas, y sin convertir tu casa en un campo de batalla.
¿Para quién es este servicio?
Para familias en Mallorca que se reconocen en alguna de estas situaciones:
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Tu perro rompe objetos (cojines, zapatos, muebles, juguetes, mandos, ropa…) cuando está solo o incluso estando tú en casa.
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Araña puertas, marcos o persianas; se obsesiona con una zona concreta (entrada, ventana, balcón).
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Ha destrozado ya parte del piso de alquiler y empiezan los nervios con el casero o la comunidad.
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Es un cachorro que “lo muerde todo” y no sabéis hasta qué punto es normal.
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Es un perro recién adoptado que parece tranquilo… hasta que os vais.
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Es un perro adulto que nunca terminó de dejar de destrozar, o que ha empezado ahora tras cambios (mudanza, bebé, separación, nuevo trabajo…).
Si estás en el punto de pensar “nos estamos planteando si podremos seguir así”, este servicio es para ti.
¿Por qué un perro es destructivo en casa?
Cada caso es distinto, pero la destructividad casi nunca es “porque le da la gana”. Suelo encontrar una mezcla de:
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Aburrimiento y falta de estimulación adecuada
Un perro con poca actividad física, mental y olfativa busca cómo ocupar su energía… y tu casa es un buffet libre. -
Estrés y falta de gestión emocional
Cambios, nervios, frustración, exceso de estímulos o soledad mal gestionada. -
Problemas relacionados con la soledad
No siempre es ansiedad por separación, pero sí puede haber dificultad real para quedarse solo y gestionar el tiempo sin ti. -
Falta de descanso real
Perros que están “activados” todo el día, duermen poco y regulan peor todo… también el impulso de masticar y destrozar. -
Aprendizajes malos sin querer
Si rompiendo consigue atención, juego, movimiento o incluso que vuelvas a casa antes, ese comportamiento se refuerza. -
Mala gestión de etapas normales (como la de cachorro o adolescente)
Lo que al principio “hace gracia” o se normaliza, con el tiempo se convierte en un problema serio.
Mi trabajo es ordenar todo esto, entender qué pesa más en vuestro caso y diseñar un plan que no sea solo “reñir después del destrozo”, sino cambiar de verdad lo que lo está provocando.
Tipos de destructividad que suelo ver
Sin entrar en pautas concretas, algunos patrones habituales son:
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Cachorros que lo muerden todo
Manos, ropa, muebles, cables, rodapiés… y una familia agotada diciendo “es que no para”. -
Perros que destrozan cuando se quedan solos
Puertas, marcos, persianas, sofás, camas… muchas veces mezclado con nervios, vocalizaciones o signos de ansiedad. -
Perros que rompen por pura activación
Están tan pasados de vueltas que cualquier objeto se convierte en “víctima”. -
Perros adoptados que descargan estrés
Nuevas normas, nuevo entorno, nueva vida… y cero herramientas para gestionar todo eso.
En cada uno de estos perfiles, la forma de trabajar y las prioridades cambian. No hay una receta única de “perros destructivos”.
Cómo trabajo los casos de destructividad en casa
1. Primer contacto y cuestionario de preevaluación
Empezamos con una conversación (teléfono, WhatsApp o email) donde me cuentas:
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Qué destroza, cuándo, con qué frecuencia y desde cuándo.
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Si es cachorro, adoptado, adulto, si hay más perros en casa, etc.
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Cómo os afecta a nivel práctico (económico, convivencia, vivienda) y emocional.
Si vemos que tiene sentido trabajar juntos, te envío un cuestionario de preevaluación donde recogemos:
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Rutinas diarias (paseos, descanso, tiempo solo, juego, tipo de actividad).
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Entorno (piso, casa con jardín, vivienda vacacional, flatshare, etc.).
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Cambios recientes (mudanza, horarios, llegadas o pérdidas en la familia).
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Qué habéis probado hasta ahora y qué efecto ha tenido.
Con esa información, llego a la primera sesión con una idea clara del caso y no perdemos la visita solo en hacer preguntas.
2. Sesión inicial de valoración en tu casa
La primera sesión se hace siempre en vuestra casa, que es donde pasan los destrozos. Suele durar unas dos horas como mínimo.
En esa sesión:
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Vemos las zonas y objetos conflictivos (puertas, sofás, muebles, ventanas, juguetes…).
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Observo cómo se mueve el perro en casa, si descansa, si está siempre “en modo radar”.
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Analizamos vuestras rutinas reales:
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horarios de salidas,
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cómo son los paseos,
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cuánto tiempo se queda solo,
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qué hace antes y después de los destrozos.
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Revisamos el material y el entorno: juguetes, mordedores, zonas de descanso, barreras físicas, etc.
Durante la sesión, te voy explicando lo que veo con un lenguaje sencillo:
qué cosas están ayudando, qué cosas sin querer están empeorando y qué señales da tu perro antes de “entrar en modo destructor”.
No se trata de señalar culpables, sino de entender el cuadro completo para poder cambiarlo.
3. Explicación del caso y plan de trabajo
Al terminar la valoración:
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Te explico qué creo que hay detrás de la destructividad en vuestro caso concreto:
aburrimiento, gestión de soledad, estrés, falta de estimulación, etapa de cachorro, mezcla de varios factores… -
Priorizamos:
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qué hay que cambiar sí o sí ya mismo (por seguridad, por vivienda, por bienestar),
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qué cambios podemos introducir de forma progresiva.
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Diseñamos un plan realista, adaptado a:
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vuestros horarios,
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vuestro tipo de casa (con o sin terraza, con o sin varias estancias),
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la edad y capacidades del perro,
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la carga mental que podéis asumir (no todo el mundo puede hacer lo mismo, y está bien).
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Ese plan suele incluir, de forma general (sin entrar aquí en pautas personalizadas):
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Ajustes en estimulación física, mental y olfativa para que el perro tenga un día más equilibrado.
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Cambios en rutinas de descanso y de soledad, para que no viva continuos picos de activación.
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Organización del entorno para que la casa no sea un parque de atracciones ni una cárcel.
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Una manera más coherente de responder a los destrozos y a las señales previas, sin castigos físicos ni gritos, pero tampoco dejando que “todo valga”.
Si lo deseas, después de la sesión puedo prepararte un resumen por escrito con las ideas clave y las recomendaciones generales, para que tengas una guía clara y no dependas solo de la memoria.
4. Seguimiento y acompañamiento
La destructividad suele cambiar con el tiempo: a medida que ajustáis rutinas y entorno, también cambian los comportamientos del perro. Es normal que surjan dudas.
Mi forma de trabajar es:
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Empezar siempre con una gran sesión inicial de valoración y pautas.
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A partir de ahí, vemos qué tipo de seguimiento tiene sentido:
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alguna sesión presencial extra (si el caso lo necesita),
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sesiones online,
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acompañamiento por WhatsApp, teléfono o email.
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El uso de vídeos cortos (por ejemplo, momentos antes de salir de casa, cómo se queda el perro, cómo está al volver, cómo interactúa en ciertas franjas horarias) nos ayuda a:
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Ajustar detalles del plan sin tener que estar cada semana en tu casa.
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Ver con datos si el estrés baja, si el descanso mejora, si la destructividad cambia de patrón.
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Reducir el número de sesiones presenciales y, por tanto, el coste, sin perder precisión.
Cachorros, perros adoptados y adultos: enfoques distintos
Cachorros destructivos
Con cachorros, una parte es normal (explorar con la boca, morder, probar), pero:
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Te ayudo a distinguir qué entra dentro de lo esperable y qué ya conviene reconducir.
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Ajustamos rutinas de sueño, juego y paseo para que no viva en un “subidón permanente”.
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Revisamos qué material, juguetes y mordedores tienen sentido en vuestro caso, para que el cachorro tenga opciones válidas y no todo sea “no” y regañinas.
Aquí el objetivo principal es prevenir que la destructividad de cachorro se convierta en un problema crónico de adulto.
Perros recién adoptados
Muchos perros adoptados llegan con una mochila importante:
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Estrés del refugio, cambios de casa, experiencias previas desconocidas.
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Pocas herramientas para quedarse solos o gestionar un nuevo piso, nuevos ruidos, nuevas normas.
Con ellos trabajamos para:
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Darles estructura y previsibilidad: horarios, rutinas, espacios claros.
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Entender qué destrozos son por estrés, cuáles por exploración y cuáles por falta de estimulación.
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Acompañar su adaptación al nuevo entorno sin sobrecargarlos ni sobre-exigirles.
Perros adultos que rompen cosas
En perros que llevan años rompiendo cosas o que han empezado de adultos:
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Revisamos si hay factores de salud, dolor o cambios importantes de vida que puedan estar influyendo.
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Vemos cuánto de lo que hace es hábito aprendido, cuánto es estrés y cuánto es gestión de soledad.
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Buscamos una mejora realista: quizá no se trate de dejarlo perfecto para Instagram, pero sí de que la casa deje de ser una ruina constante y el perro viva más tranquilo.
Filosofía de trabajo: respeto, ciencia y realismo
En este servicio no vas a encontrar:
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Frotar el hocico en el destrozo.
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Castigos físicos, gritos o collares de ahogo, púas o descargas.
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Consejos del tipo “que se aguante, ya se le pasará”.
Lo que sí vas a encontrar:
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Un enfoque basado en la ciencia del comportamiento, la emoción y el estrés.
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Una mirada global: no solo al sofá roto, sino a todo lo que rodea a ese sofá.
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Explicaciones claras, en un lenguaje fácil, para que entiendas por qué proponemos cada cambio.
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Pautas adaptadas a vuestra vida real, no a un “manual perfecto” imposible de cumplir.
No prometo milagros ni cambios mágicos en tres días.
Sí te ofrezco una evaluación seria, un plan honesto y acompañamiento para que dejéis de vivir pendientes de qué os vais a encontrar al abrir la puerta.
Preguntas frecuentes sobre el servicio “Destructividad del perro en casa”
¿Es lo mismo que ansiedad por separación?
¿Tiene solución si lleva años rompiendo cosas?
¿Cuántas sesiones suelen hacer falta?
¿Trabajas solo en Palma?
Si convives con un perro que destroza cosas en casa y sientes que cada día es una ruleta rusa al abrir la puerta, podemos valorarlo juntos, con calma y sin juicios, en vuestro entorno real.
El objetivo es que tu perro esté más tranquilo, tu casa más a salvo y vuestra convivencia deje de girar en torno al miedo a “qué habrá roto hoy”


